LAS REMAKE EN
EL CINE
El desafío de re-hacer una obra cinematográfica, intentando imprimir
un sello personal, ha sido perseguido por infinidad de directores.
Es actualización de viejas formas, homenaje no siempre fiel a
las fuentes.
La estructura hollywoodense, necesitaba de un modelo al cual
regresar, cuestionar y rehacer según los valores éticos y estéticos de cada época.
El remake resulta de una necesidad de los productores, de
rehacer un éxito.
Ha reaparecido siempre que la audiencia ha
disminuido o ha estado amenazada por el auge de tecnologías rivales: radio,
televisión, video, internet.
El elemento comercial (taquilla) es preponderante: el público
estadounidense prefiere ver a sus actores en su idioma, sin subtitulados, en
lugar de artistas europeos.
La
crisis de creatividad llevó a los grandes estudios estadounidenses, a la
reutilización de historias —gestadas en territorio nacional o no— , como una
forma de plagiar la supuesta “fórmula” de filmes extranjeros valiosos o de
éxito, pero despojándolos al mismo tiempo de su esencia, al introducirlos en contextos
socio culturales dispares.
Han pasado con éxito la prueba del traslado del contexto
cultural clásicos de Akira Kurosawa: Los siete samurais
(1954)
En estos proyectos hubo un cierto afán de homogenización;
la pretensión de que existe un idioma cinematográfico universal y común, una
suerte de lengua unificadora que puede ser igualmente comprendida por todos, y
cuyo acabado es el del cine industrial norteamericano. Es un enfoque extremista,
quizá un efecto más de la globalización.
El remake puede también considerarse una puerta a
otras culturas, ya que fomenta su conocimiento y el análisis entre un texto original y su
versión.
Diferentes culturas tratan de distinta manera
nociones como la sexualidad, la clase social, la masculinidad y feminidad, la
maternidad, la orientación sexual, la etnicidad y otro tipo de conceptos.
Un ejemplo para este tipo de análisis es la
comedia francesa Tres hombres y un biberón (1985)
y su exitosa versión norteamericana Three men and a baby
(1987).
Ambas reproducen el argumento básico (tres hombres solteros que deben
hacerse cargo de la hija recién nacida de uno de ellos abandonada por su
madre), pero las versiones le dan un tratamiento diferente.
El realismo crítico francés y el optimismo
norteamericano, sobre relatos similares, plantean situaciones y valoraciones
diversas.
Cito
algunas películas, y sus remakes, sin agregar valoración, pues alargaría
innecesariamente este comentario.
Michael Haneke hizo su propia remake 20 años después: Funny Games (1997-2007);la primera fue producción
austríaca, con la actriz alemana Susanne Lotear, y la segunda, producción
americana, con Naomí Watts.
Psicosis (1960) de Hitchcock / Gus Van Sant (1998)
Natalie
X (2003) dir: Anne Fontaine / Chloe (2009) dir. Atom Egoyan
Los
hombres que no amaban a las mujeres (2009) dir. Niels Arden Oplev / La chica
del dragón tatuado (2013) dir. David Fincher
El
gran Gatsby (1974) de Jack Clayton (R.Redford) / El gran Gatsby (2013) dir: Baz
Luhrmann (Di Caprio)
Perfume
de mujer (1974) dir. Dino Risi (Vittorio Gassmann) /
Perfume de mujer (1992), dir: Martin Brest (Al Pacino)
Sin aliento (1960)(Belmondo) dir: Godard / Vivir sin aliento
(1983) dir. Jim McBride (Richard Gere)
Old
Boy (2003) dir. Park Chan Wook / Old Boy (2013) dir. Spike Lee
No hay fórmula
mágica ni gran misterio: Si hay historias originales que cautivan al público,
habrá presupuesto, nuevas generaciones y nuevas tecnologías para hacer
“readaptaciones” o “nuevas versiones” en general.
Susana Claramut. Grupo de los miercoles
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