Reportaje a Erik Poppe. Por Maud Forsgren


"Mil veces buenas noches" (A Thousand Times Good Night) de Erik Poppe gano en el Festival de Cine del Mundo de Montreal,  el Gran Premio del Jurado, a la mejor película noruega del año.

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Reportaje:

.Mil veces buenas noches… ¿Por qué este título?
 
Erik Poppe: Buscaba un título poético que estuviese cargado de emoción, un título abierto y algo intrigante, así que decidí tomar prestada una cita de Romeo y Julieta, de Shakespeare, una frase que pronuncia Julieta. A menudo, demasiado a menudo, Rebecca, la protagonista de mi historia, fotógrafa de guerra de profesión al igual que lo fui yo, debe dar las buenas noches a sus hijos, por teléfono o por Skype, porque ejerce su trabajo lejos de su familia, en zonas de peligro. Son unas buenas noches/hasta la vista que podrían ser un adiós definitivo.


¿Se trata de una película de amor? 

Sí, amor de familia, amor por el trabajo, por la que uno considera que es su misión. Es difícil conciliar ambos; suele ser un dilema doloroso. Cansa tener que elegir; la vida es muy compleja y, en el fondo, todo lo que deseamos se resume en permanecer con vida. ¿Cómo saber si la elección es buena o mala? Tengo debilidad por los que eligen mal, como quien dice. 

¿La historia de Rebecca es su propia historia? 

Es cierto que es mi propia historia en varios aspectos, sí. Yo viví las discusiones con la familia y las separaciones. Algunas frases de los diálogos fueron pronunciadas, efectivamente, por mis hijos. Prefería que el personaje principal fuera una mujer porque me parece que esta clase de dilema es más manifiesta en el caso de una mujer.

¿Por qué escogió a Juliette Binoche?

 Ella es una actriz excelente, apasionada y valiente. El papel le iba muy bien, en mi opinión. Por otra parte, tuve la suerte de que estuviese disponible y de que le hubieran gustado mis películas. Nos elegimos mutuamente. No me gustan mucho los actores que están dispuestos a hacer cualquier cosa con tal de conseguir un papel, en detrimento de su dignidad o su integridad.

¿Se siente usted aún fotógrafo de guerra?

 Nunca me he sentido como tal sino como un testigo, un narrador en una situación privilegiada, puesto que se dirige a un público con ganas de informarse. Tomaba fotos pero también escribía. Ahora hago películas y, como antes, me interesa aprender, mejorar, atreverme a formular preguntas que incordian sin preocuparme por la corrección política. Cada vez me interesa más el cine político.

¿Pueden verse fotos suyas en alguna exposición?

 No. No creo que ese sea su lugar. De entrada, no me gustan las retrospectivas, ya sea de mi cine o de mis fotos. Me niego a ver mis películas después del estreno.
En cuanto a la fotografía, siempre me gustó que perturbaran a los lectores de las revistas que las publicaban, que hubiese una toma de conciencia. El público de las exposiciones está preparado, el efecto sorpresa no es el mismo. Rechazar exposiciones también es respetar a las personas que aparecen en mis imágenes. Es una cuestión de decencia.
(Traducción del francés)

Fuente; Cineuropa

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