Cine debate. Shine. Reportaje a Scott Hicks.

REPORTAJE A SCOTT HICKS, DIRECTOR DE OTRA FUERTE CANDIDATA AL OSCAR
"Es la historia de una travesía emocional"


Un australiano puro, como su película Claroscuro (Shine). Un tema difícil hecho sin estrellas que, no obstante, se convirtió en suceso de la temporada.





FANATIZADO. Al protagonista lo enloquece, literalmente, una partitura. Aquí, joven (el actor es Noah Taylor).

ace 10 años, Scott Hicks, un cineasta australiano que vivía en Adelaide, leyó un breve artículo periodístico sobre un antiguo niño prodigio y pianista clásico de nombre David Helfgott que había vuelto a tocar. "Me sentí intrigado y fui a escucharlo", cuenta Hicks (43), premiado por sus documentales para el canal Discovery. "Fue como si una onda de emociones irrumpiera en el público. Nunca antes había visto a una personalidad tan extraordinaria interpretar esa música maravillosa".


Nada en común
El placer de descubrir







Hicks recuerda que Helfgott no solo tocó su música de forma brillante sino que también charló con el público mientras lo hacía. "Conversé con David y su esposa mientras se preparaban para irse", relata Hicks durante la entrevista en Beverly Hills. "Dije que era cineasta, que había vivido una experiencia maravillosa, y que debíamos analizar la idea de hacer una película sobre David".

Fue el comienzo de un largo camino que se prolongó durante una década.

Después de su encuentro inicial con Helfgott, le llevó a Hicks más de un año descubrir toda la historia sobre su vida anterior y su colapso nervioso, y ganarse la confianza del pianista y su esposa Gillian, que vivían en Perth, oeste de Australia.

En los años siguientes, Hicks se dedicó a trabajar en lo suyo, pero contrató a un muy buen amigo, Jan Sardi (uno de los guionistas más destacados de Australia), para que escribiera la película. El, entre tanto, trataba de conseguir dinero para lo que finalmente sería Claroscuro (Shine).

"Mucha gente pensó que había que tratar a este proyecto como un show de televisión, una miniserie o un documental", recuerda. "Mi teoría era que teníamos que encontrar la forma adecuada para narrarla: no obsesionarnos con los detalles biográficos sino contar la historia como una travesía emocional, seleccionando fragmentos de la vida de David".

Para principios de los 90, Hicks ya había mostrado el guión a Jane Scott, entre cuyos créditos de producción se cuentan Cocodrilo Dundee II, Baila conmigo y Mi brillante carrera. Jane necesitó más de dos años para juntar dinero de Pandora Cinema de Francia, la BBC y una organización gubernamental australiana. "Nunca pensé que iba a ser tan difícil de financiar. Pero el guión de Jan Sardi nos mantenía incentivados", admite Scott.

A pesar de la inexperiencia de Hicks en dirección de filmes de ficción, pudo atraer de todos modos a varios intérpretes conocidos (gracias al libro, mayormente) como Lynn Redgrave, Armin Mueller-Stahl y John Gielgud para acompañar al protagonista Geoffrey Rush, número uno del teatro de Oceanía.

Si bien Shane fue elogiada por importantes ejecutivos de Hollywood (y si bien la carrera de Hicks se transformó), el potencial comercial de la película se vio claramente afectado por su seriedad, su falta de estrellas y su procedencia.

¿Cómo hace una película chica como esta para mantenerse a flote en medio de tantas superproducciones? "Desde el punto de vista del marketing, no se trata de una comedia del tipo Querida, encogí a los niños o una de acción como las de Stallone", aclara Chris Pula, jefe de marketing. "Para esta película se necesita la ayuda de la crítica. Claroscuro es brillante pero enfrentemos el hecho de que Geoffrey Rush no es un nombre familiar aquí. Por ello es que tenemos que apoyarnos más en los comentarios especializados", agrega.

Y de inmediato, optimista, continúa: "Ninguna tarea es sencilla pero esta es en realidad un poco más fácil porque a todo el mundo le gusta Shane. Es fantástico".

Los temas dominantes de la película (las relaciones decontroladas y tormentosas a veces entre padres e hijos) conmovieron mucho al público, fenómeno que Hicks califica como "un placer inesperado".

"Luego de ver Claroscuro, un ejecutivo del estudio me dijo que se pasó 20 minutos antes de poder arrancar su auto. Uno desea provocar un impacto fuerte en la gente, pero este fue tan potente que no dejo de interrogarme sobre las razones. Lo que creo es que hace que la gente analice cómo fue educada", manifiesta el director.

Hicks, que creció en el Africa y cuyo padre era ingeniero y alpinista, admite que si fuera más joven las ofertas de Hollywood se le hubieran subido a la cabeza.

"Tuve ofertas inmediatas, cosas que estaban listas ya para salir, y muchísimo dinero en juego. Quedé azorado, pero pensé también que tenía un documental que hacer y no estaba apurado" Ahora Hicks tiene un agente en los Estados Unidos y ya firmó un acuerdo con la empresa que dirigen Steven Spielberg, Jeffrey Katzenberg y David Geffen, para hacer una o dos películas para ellos.

"No tengo apuro", repite el cineasta, casado y con dos hijos. "Es extraño. Australia es una suerte de cultura joven, que está siempre a la búsqueda de lo nuevo y espectacular, como Hollywood. Y está bien, supongo. Pero yo no soy nada nuevo ni espectacular. A veces, el talento florece tarde y la gente mejora con el tiempo".

Traducción: Silvia S. Simonetti H




BERNARD WEINRAUB
* Publicado en Clarín Digital el 4/3/1997

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