Sobre Relatos Salvajes. Desde Cannes. Publicado en la Revista Miradas del Sur 17/5/2014

El cine argentino se muestra

Cannes 2014.


Revista Miradas Del Sur.

 Argentina ocupa un lugar protagónico en el famoso Festival de Cannes de este año que ya superó el meridiano de su primera semana. La participación estelar le corresponde a Relatos salvajes, la nueva película de Damian Szifrón protagonizada por Ricardo Darín y Leonardo Sbaraglia, entre otros, que compite por la Palma de Oro en la sección oficial. Es la única película latinoamericana que participa por el premio mayor: un codiciado trofeo al que aspiran algunos pesos pesados del cine global como los Hermanos Dardenne, David Cronenberg, Ken Loach, Tommy Lee Jones o Jean-Luc Godard.
“Esta película muestra una forma particular y muy innovadora de hacer cine. Representa a esos jóvenes talentos que están trabajando en nuevas formas de contar historias”, opina Thierry Frémaux, delegado general de festival. El otro título argentino de la Selección Oficial, aunque fuera de competencia, es Ardor, de Pablo Fendrik, una coproducción entre Argentina, Brasil, México y Estados Unidos en la que el autor de El asaltante y La sangre brota pone a prueba su estilo contundente, esta vez con un western en el litoral salvaje.
Otras dos películas nacionales participan en prestigiosas secciones del glamoroso festival: Jauja, dirigida por Lisandro Alonso, y protagonizada y producida por Viggo Mortensen, participa en la sección Una Cierta Mirada. Y Refugiado, del director Diego Lerman, integra el programa de La Quincena de Realizadores. Además de todo esto, el realizador Pablo Trapero –figura central de la renovación del cine argentino de los años ’90– es presidente del jurado de Una Cierta Mirada. “Algo que confirma el gran poder de seducción del cine y de los cineastas argentinos, y el lugar preponderante del país latinoamericano en el competitivo universo del cine mundial”, analiza el corresponsal en Buenos Aires del diario El País de España en una nota expresivamente titulada “Argentina, potencia en Cannes”.

Sobre Relatos Salvajes. Reportaje de Marita Otero A Hugo Sigman. Publicado en el diario Perfil. 17/8/2014

Por Marita Otero


Relatos...’ es la primera película que nos dejará plata”
Cree que los millonarios tienen mala fama justificada y que la contradicción de ser “progre” y magnate no se resuelve. CEO del Grupo Insud
y productor del film de Szifrón, pide una ley de promoción industrial para el cine, como en México.


Creo que tanto Macri como Cristina tienen que tomarse en solfa Relatos salvajes en el sentido de entender que es un conflicto que tiene que ver con nuestro país, pero también con muchos otros”. De hablar pausado y reflexivo, vestido impecable con traje negro y camisa blanca en una oficina cálida, decorada con arte moderno, Hugo Sigman,  CEO del Grupo Insud, psiquiatra, dueño de la productora de cine K&S que produjo el 70% de la película de Damián Szifrón que se estrena el jueves próximo, comprador de arte, dueño de laboratorios y empresas que suman 7 mil empleados en 46 países del mundo y mil en la Argentina, comparte una hora de su valioso tiempo para responder sin aviso acerca del cine argentino, su propia y novelesca vida, la economía y las contradicciones de ser “un hombre del progresismo y, a la vez, un millonario”.

—Usted actuó en uno de los filmes que produjo, “El gato desaparece”, de Carlos Sorín.
—En verdad no actué, le dije a Carlos que iba a hacer lo que sé como psiquiatra. Que iba a trabajar como si estuviera con un paciente en la circunstancia que me proponía. Nada más. Nunca me animaría a hacer una película.Qué encuentra en común el ser un hombre de mente analítica, empresario, psiquiatra y que a la vez lo conmueva el arte?
—Creo que lo que tienen en común es que lo que trato de hacer es cuidar a los seres humanos y hacer actividades que nos permitan a todos desarrollarnos más. Y el arte aporta la satisfacción de la estética, la belleza, la innovación, la transgresión.

—¿La realidad la modifica más la ciencia o el arte?
—Hay grandes innovaciones científicas que producen una conmoción en la humanidad, mucho más que el arte. Lo digo con prudencia, pero los grandes cambios económicos de la humanidad fueron producto de innovaciones científicas.

—¿Usted piensa que la economía y el mundo andan bien?
—No. Creo que andan muy mal. Hoy el PBI mundial son 70 billones de dólares, 70 millones de millones, eso es lo que produce bienes y servicios en todo el mundo, y los fondos de cobertura hoy manejan diez veces eso, manejan 700 millones de millones; entonces hoy la generación de dinero a partir del dinero transforma el dinero en una mercancía que se compra y se vende. Y no se utiliza para la producción. Eso está complicando mucho.

—¿El poder político tiene menos poder que el económico?
—Muchísimo menos.

EL PASADO. En los 70, con su mujer de siempre, Silvia Gold, tuvo que exiliarse en España. Soñaba con cambiar el mundo. En esa salida forzada los ayudaron las familias de ambos, “nos compraron una casa, un auto, teníamos apoyo”. No le adjudica al hecho de ser psiquiatra el haber formado una familia sólida con tres hijos: Leandro, Mariano y Lucas, y seis nietos. El mayor y el menor trabajan en sus empresas y viven en España. El del medio –Mariano– se especializa en neurociencia. Lo define así: “Es muy transgresor, muy poco formal, muy independiente, y además tiene muy buen reconocimiento científico, y hace con pasión lo que hace”. Cree que salió más parecido a la madre porque “Silvia tiene mucha más mente científica que yo, tuvo mucha condición para la matemática, química y física”.

—¿Conjeturaba en los 70 este presente, en el que... cuántas familias dependen de sus empresas?
—Ocho mil y pico en total. Y le aseguro que pese a la responsabilidad, duermo bien.

—¿Es generoso con los sueldos?
—Yo creo que somos justos con los sueldos. Tuve una situación de las que más me emocionaron en los últimos tiempos. Nosotros tuvimos una desgracia familiar hace poco y me mandó un telegrama el Comité de Empresas de la Comisiones Obreras de España, donde me mandaban su apoyo: “Siempre hemos tenido diferencias de clase. CC.OO.  es el sindicato obrero más de izquierda de España, pero estamos”.

—¿Usted es un hombre de izquierda?
—Diría que soy un hombre del progresismo.

—¿No hay contradicción entre la plusvalía y ser un hombre del “progresismo”?
—Sí que la hay. Mucha contradicción. No es fácil resolverla, no sé si se resuelve, trato de hacer algunas cosas para devolverle a la sociedad una parte de lo que la sociedad me ha dado. Por ejemplo, la Fundación Mundo Sano.

—¿Como Bill Gates?
—Bueno, Bill Gates es mucho más generoso que yo.

—A usted no le alcanzaría para pagarles a los fondos buitre.
—No, no me alcanzaría.

PLATA QUEMADA. Edita el mensuario Le Monde Diplomatique y fue dueño de TxT y 3 Puntos, dos revistas que no le dejaron buenos recuerdos. En mayor medida, porque “ligaba cada palo por las tapas que publicaban y yo no sabía”. Recuerda en especial un día que llegaba de Italia y encontró en la avenida Entre Ríos gente con carteles que decían “El Yabrán de izquierda” porque no les gustó lo que se había publicado. Eso lo decepcionó y hoy ante la pregunta sobre si compraría un canal de noticias, dice “no”. Insiste con hacer prensa minoritaria en cultura.

—Pero usted quiere que “Relatos salvajes” sea masiva.
—Sí, el cine me gusta que sea masivo. Que sea bueno, que dé un mensaje y que sea masivo.

—¿Está preparado para los palos que va a recibir por la película?
—No creo. ¿Por qué? Creo que se lo van a tomar en solfa.

—¿Sí? Si usted fuese Macri, ¿se lo tomaría en solfa?
—No. Pero lo relativizaría porque es un fenómeno universal el de la grúa.

—¿Cristina vio la película?
—Sí. No sé qué le pareció, no me contestó. Le mandamos una copia y sé que la vio, pero no sé qué piensa. La película se pasó cinco veces en Cannes, a distintos distribuidores que quisieron comprarla y te aseguro que todos reaccionaron como aquí. Creo que Damián tuvo la virtud de encontrar temas que son bastante universales.

—Usted, que es psiquiatra, sabrá que todos los personajes de la película carecen de salud mental, o sea, ¿estamos todos locos o es una ficción?
—Estamos todos locos y nos controlamos.

—¿En cuántas películas nacionales participó K&S?
—La primera en que participé fue Funes, un gran amor, con Graciela Borges y Gian María Volonté, y las dos siguientes Kamtchatka y Plata quemada.

—¿Ganó plata con los filmes?
—No. Tampoco perdí, salí hecho. No se gana plata con el cine.

—¿Cuál es la razón?
—Las películas argentinas circulan poco internacionalmente, posiblemente Relatos salvajes sea la primera película, porque la compraron en todo el mundo, que tendrá gran circulación y venga a reparar las pérdidas que hemos tenido.

—¿Quiénes son sus socios?
—El 70% es de K&S, el 30% de El Deseo, la productora de Almodóvar, y en la Argentina hay coproductores que colaboraron, como Telefe, Corner, y la productora de Belocopitt.

—Disculpe, pero ¿no ganan dinero con la productora?
—A ver… no. Esa es la verdad. Hemos hecho distinto  tipo de cine, con Carlos Sorín, que hicimos El perro,
El camino de San Diego y Días de pesca, Carlos hace un cine muy económico y con eso salimos hechos. Hoy hacer cine en la Argentina es muy costoso. Habrás visto el nivel de producción y realización de Relatos salvajes, que es muy importante. Es un cine caro. Si no se viaja internacionalmente y no hay un casting importante, es muy difícil recuperarlo.

—Ahora, hay películas que, salvo las de Darín, Francella o Suar, las ven 200 personas como mucho. ¿En qué falla?
—No estoy en contra del cine de arte.

—Antonioni o Pasolini hacían cine de arte en los 70 y se veía.
—Sí. Yo pienso que en la Argentina el cine nacional representa el 8 o el 9% de la audiencia del año, y debería ser el 12 o el 15 para estar más o menos bien. Para estar en ese porcentaje se tienen que dar fenómenos como los que nombraste o producciones muy importantes, entonces…

—¿Qué hacer para modificarlo?
—Está bien que el Incaa subsidie parte del cine de arte porque es función del Instituto. Pero debería tener un criterio distinto para algunas producciones importantes, porque si el Instituto tuviera otro modo de contribuir, se harían más de esas producciones. El ejemplo es México.

—¿Por qué?
—México mostró que fue extraordinaria una ley de promoción industrial que aquí podría complementar la ley de cine. En México con esa ley se recupera el IVA, y las empresas que invierten en cine tienen desgravación fiscal, es decir que se descuenta de los impuestos. Eso hizo que el cine mexicano tenga un boom descomunal. Creo que hace falta aquí para que la industria crezca, y podríamos pasar el 15, 16 o 18%. La entrada al cine es muy cara, tienen que ofrecerle algo distinto, hacen falta producciones que atraigan.

—¿Habló de esto con la Presidenta? Leí que tiene muy buen vínculo con Cristina.
—Alguna vez hablé, pero… a ver, yo no sé si me escucha lo suficiente.  Primero, no es que hable tanto, la conozco desde el año 2001, sé que en muchas ocasiones me ha distinguido con su aprecio y con su afecto, también cuando se enoja se enoja, como ahora por un problema con los precios de los medicamentos. Pero es una persona a la que le gusta mucho el cine. Cuando fuimos a Cannes, nos recibió a todos.

LOS MARZIANO. Realista, cuando le preguntamos a Sigman si a esta altura cien pesos tienen valor, responde: “100 pesos tienen poco valor para todos en este momento”.  Entra su secretaria, le muestra un papel con lo que imaginamos, un mensaje, y se va.

El empresario-psiquiatra-coleccionista de arte, padre y abuelo no pierde su concentración ni se pone nervioso con nada. Ni aun cuando nadie ha ofertado un café o un vaso con agua.

—¿Ve televisión?
—No, muy poco. ¿Tinelli? No lo veo. Vi deportes con el Mundial de Fútbol, alguna película, no veo mucho. ¿Leer? Ficción, algunos ensayos de economía. Variado. De los diarios, soy a la antigua, primero leo la parte internacional, después la nacional y luego economía. En la Argentina es difícil informarse con un solo diario, o sea, hago una síntesis entre La Nación y Página/12. Salvo que haya una noticia como la de Estela de Carlotto.

—¿Cómo ve los medios gráficos hoy?
—Veo a los periodistas en general muy comprometidos con el lugar donde trabajan. No hay sorpresas. Hay una línea, y casi todos en este momento repiten esa línea. Salvo algún artículo de Beatriz Sarlo o Pepe Nun, o los editoriales de Perfil los fines de semana, que son más variados y heterogéneos.

—¿Cree que se puede hacer dinero con los medios?
—No, no se gana plata. Con Le Monde Diplomatique lo hago como una contribución, quiero que sea una reflexión, pero en mi caso, no me sirve para hacer nada más que eso.

—¿Y en los medios oficialistas?
—Lo mismo. Si analizás la publicidad y el contenido, no hay sorpresas, en los medios oficialistas reciben mucha publicidad oficial, y de la privada, salvo la de compromiso.

—Se ve que no tiene buena opinión de los periodistas. Parece que no hay espacio para la independencia de criterio o un análisis diferente.  
—No digo que no tienen independencia de criterio, digo que es difícil sorprenderse. Para decirlo de alguna forma, es difícil encontrar en Página/12 una crítica al Gobierno y es difícil encontrar en Clarín una nota a favor del Gobierno.

TIEMPO DE VALIENTES. El edificio de la calle Paraguay tiene un ajustado sistema de seguridad. Las puertas de adentro son, no sólo blindadas, sino que es casi imposible violarlas. La gente que trabaja ahí parece moverse en absoluto silencio.

No se oyen voces altisonantes, y todo parece transcurrir en una calma nerviosa. A Hugo Sigman lo llaman “el doctor”, que lo es, claro, y a su mujer, Silvia Gold, “la doctora”.  Las obras de arte que decoran el lugar delatan el gusto por el arte que lo remonta a sus años de estudiantes, cuando empezaron comprando reproducciones de cuadros.

—¿Qué le dio el dinero en términos de felicidad, vida y tiempo?
—Lo primero que me dio es seguridad. Muchas veces pensé: “¿Qué pasa si me enfermo?, ¿si se enferman mis hijos?, ¿o un amigo que quiero? También me dio la posibilidad de conocer mucho mundo, de vivir en lugares que me gustan, de disfrutar del arte.

—¿Y qué le quitó?
—Eso quería decir, me quitó muchas cosas también. A veces lo que a uno le quita es la percepción de lo que alguna gente pueda tener de uno.

—El millonario suele tener mala fama, ¿no?
—Sí, tiene mala fama y es justificada. Lógicamente cuando uno tiene dinero, la apropiación de ese dinero visto desde otros ojos se entiende que no es muy equilibrada. Puedo decirle, sin embargo, que mis amigos son los mismos que tenía a los 12 años. Amigos ricos no tengo, sí muchos conocidos.

—Volviendo a “Relatos salvajes”, ¿le gustó la película?
—Muchísimo. Esperamos este guión siete años. Hubo otros en el medio, pero era éste. A Damián le gusta participar en todo, en la promoción, en el marketing, en las discusiones comerciales, pero es una persona muy generosa, muy inteligente, tuvo sus tiempos y nos llevamos muy bien.

—¿Cúal fue el relato que más le gustó?
—Yo creo que el último, el de Erica Rivas es el que más me gustó. Es una pequeña película en sí misma. Pero te digo que para mí fue un privilegio trabajar con estos actores, hubo una generosidad para difundirla, que excedió la remunera ción que cada uno cobró por hacerla.

—¿Qué dijo Almodóvar de la película?
—Hay una frase de Almodóvar que fue tremenda, que dijo algo así como: “Me gusta estar en el cine, y por estar viendo esta película ya me gusta ser parte del cine”. Pedro sintió que ya es un privilegio haber trabajado como artista de cine por haber podido participar en
esta película.  


“Axel es tremendamente honesto”

—¿Piensa en inversiones para cuando llegue el nuevo gobierno?
—No sé quién va a ser el nuevo gobierno. Lo primero que tenemos que conseguir es que este episodio que vive la Argentina con los holdouts no lo afecte en demasía. Yo creo que la gran lucha de la economía hoy es contra la “financiarización” de la economía. Para mí, cuando el dinero dejó de ponerse al servicio del trabajo y de la producción, y se transformó en una mercancía que produce más dinero, ahí...

—Es que en esa etapa de “financiarización”, el hombre se reduce a la nada…
—Y no genera riqueza ni trabajo… Me parece que los fondos buitre en ese sentido son como el acné de lo que está viviendo nuestro mundo. Y me parece que la Argentina quedó encerrada en una situación muy difícil.

—¿Qué opina de Kicillof?
—¿De Axel? Lo conozco porque fue compañero de la universidad de mi hijo mayor, Leandro. Creo que tiene una virtud enorme: es inteligente, trabajador y tremendamente honesto. Y es comprometido, que no abandonó sus convicciones.

—¿Y cómo lo ve en este momento?
—Me parece que en este momento tenemos un problema que requiere una urgente solución que es que para sostener la inflación a niveles bajos y tener un dólar más o menos sin que se desborde, las tasas de interés son muy altas, y es muy difícil para las empresas poder producir con este nivel de costo financiero. Me parece que eso puede producir recesión, falta de inversión, y que eso requiere una corrección rápida. Ahora para corregir eso lo que necesitan es que lleguen dólares de afuera, pero me parece que si no hay una corrección de eso, la economía se puede complicar.

—¿Y usted cómo ve su futuro empresarial acá? Si se puede complicar tanto…
—Y en ese momento lo que uno hace, digamos, es “ralentizar” las cosas: invertir menos, expandirse menos, achicarse un poco, medidas defensivas, porque con estas tasas es muy difícil sobrevivir. El Gobierno tiene algunos planes, como el Plan Procrear para la gente sin viviendas, el de los coches, pero en general me parece que el Gobierno trató de contener la inflación.

—Sin éxito.
—Y no fue fácil y con este nivel de tasas, es muy difícil para que haya inversión y que no haya que bajar.

—¿Y España?
—España está… Lo que pasa es que la crisis española es una crisis con un PBI por habitante de casi 30 mil dólares por persona, hay que entender que son crisis un tanto especiales, son países que todavía tienen resto. España este año ha tenido la fortuna del turismo, con toda la crisis del mundo, donde la gente iba de turismo por Egipto, Túnez, que ahora no van, y España es impresionante el turismo este año. Entonces generó muchos ingresos y ocupación.


Producción: Gustavo Martín Mendez. 

Relatos Salvajes. Cine Debate. Programacion 2, 3 y 4 de Septiembre

El martes 2 a las 20hs
El miercoles 3 a las 16hs
El miercoles 3 a las 19hs y 
El jueves 4 a las 20hs 



                                    Analizaremos:


                                                 Relatos Salvajes




                   Argentina 2014

Director: Damian Szifron
Con: Ricardo Darin, Oscar Martinez, Dario Grandinetti, Rita Cortese, Leonardo Sbaraglia...

Peliculas Recomendadas y No Recomendadas 30 y 31 de Agosto


Celia Perez-grupo de los martes-
Recomienda:




                                                    EE.UU 2009-2011

Director: Samuel Baum
Con Tim Roth, Kelli Williams, Brendan Hines....

Serie televisiva, editada en DVD.
Tim Roth encarna un psicologo que trabaja para el FBI dilucidando casos a partir del analisis gestual de los sospechosos.
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                     Nora Suban Recomienda:

La delicatesse

                                             Francia 2011

Directores: Stephane y David Foenkinos
Con Audrey Tautou, Francois Damiens...

("Delicada" pelicula sobre el amor)
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Antonio Lopez -grupo de los martes-
Recomienda:



                                "En el Dormitorio"

                      
                 EE.UU 2001

Titulo original: In the bedroom
Director: Todd Field
Con Sissy Spacek,
Tom Wilkinson, Marisa Tomei....

Criticas:Roger Ebert de Chicago Sun Times la calificó con cuatro estrellas (sobre cuatro) y expresó: "envuelve amor y violencia. Es una de las películas mejores dirigidas del año" y añadió: "cada interpretación posee un tono perfecto en su respectivo rol".3


Stephen Holden de The New York Times la elogió diciendo: "cuando una película es profundamente tranquila como lo es In the Bedroom, se la vive y se la siente de una forma casi milagrosa. Como sí fuera una brillante pieza de arte que se desliza por debajo del radar y el campo minado de lo comercial".4
A su vez, David Edelstein de Slate la consideró la mejor película del año diciendo: "es la mejor película de los últimos años, la más sugestiva, la más misteriosa, y la más desconsoladamente devastadora" Fuente: Wikipedia
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Betty Mosner-grupo de los jueves-
Recomienda:

                                   
                                       The Third Half 





Titulo Original:Treto poluvreme                             
Director  Darko Mitrevski,
 coproducción de Macedonia y la República Checa. Del 2012.
Es una joyita.


Sinopsis
Esta es la historia de un grupo de personas unidas por lo más importante del mundo: el fútbol, en la época más turbulenta de la historia: la II Guerra Mundial. Es la historia de los jugadores del FC Macedonia y su entrenador Rudolph Spitz, un alemán judío, quien los lidera en la liga de fútbol búlgara controlada por los nazis. Es la historia del fundador del club, Dimitry, quien debe elegir entre su amor por su equipo y su lealtad al Nuevo Orden. Es la historia de su delantero, Kosta, un contrabandista que se enamora de una jovencita rica. Es la historia de Rebecca, una princesa judía, quien se fuga con su futbolista viviendo en su vestuario, eludiendo así el amargo destino de su pueblo. Y sobre todo es una historia de fútbol, un juego que en aquellos horribles días, fue algo más que un deporte; fue un campo de batalla entre el bien y el mal. (FUENTE:FILMAFFINITY)
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Gracias por Compartir. Por Liliana Fiszbajn

“Gracias por Compartir”





Es la primer película que dirige  Stuart Blumberg, (45 años) quien fue nominado al Oscar como guionista en la película “Mi Familia”.


 Muy conocidos y buenos actores. La película trata sobre la historia de tres adictos al sexo. A primera vista Adam, Mike y Neil tienen poco en común. Sin embargo todos se encuentran inscriptos en una novedosa terapia de recuperación que promete curarles de su adicción al sexo en tan solo 12 pasos.

Superando una a una las pruebas a las que son sometidos, su único apoyo serán los otros miembros del programa que se convertirán en amigos fieles para salir juntos del pozo y recuperar sus vidas en una adaptación activa a la sociedad.

Es una historia en tono de comedia con un trasfondo dramático. La película pone especialmente el acento en la recuperación de adicciones  a través de un grupo de pertenencia y de los roles que se juegan dentro de dicho grupo. Tanto el poder reconocer, expresar y pedir ayuda por su adicción como la colaboración entre los mismos integrantes del grupo, cuando uno de ellos está en alto riesgo, juegan un papel muy importante en dicha recuperación,ya sea para el que está por caer ó abandonar el tratamiento , como para  el que acude en su ayuda, ya que éste último siente que puede realizar  una tarea de cooperación con un par, y esto lo hace mejorar su autoestima.
 Este tipo de tareas consolida, por lo general, los vínculos entre dichos integrantes del grupo, les produce confiabilidad en sí mismos y en los otros y los conduce lentamente a una adaptación más saludable a la sociedad.

Es una película con un mensaje que nos deja reflexionando sobre las adicciones, el sufrimiento de quien las padece y un camino posible hacia la recuperación.

Gracias Por Compartir. Cine Debate. Programacion 26, 27 y 28 de Agosto

El martes 26 a las 20hs
El miercoles 27 a las 16hs
El miercoles 27 a las 19hs y
El jueves 28 a las 20hs


Analizaremos:


                                Gracias por Compartir



                                                 EE.UU 2014


Director: Stuart Blumberg
Con: Mark Ruffalo,Tim Robbins,Gwyneth Paltrow...

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Los Martes Orquideas y Los Miercoles Taller De Cine. Teresa Aranda

   Los martes orquideas, y los miercoles Cine taller.

         Tanto en Bulnes y Cabrera, como en Calle Salta 370 de Humahuaca, Pcia de Jujuy, los miercoles a la tarde los amantes del cine nos damos cita en esos lugares para reflexionar, hablar de la magia que nos provoca ver y meternos en los films, que a lo largo de nuestro territorio, y en un pueblo de 8000 habitantes se llama y se convoca a los soñadores de fantasias, aventuras,y  amores a sentarnos a debatir lo que el septimo arte nos propone.
       El afiche que acompaño



lo fotografie, en una tipica callecita del pequeño centro de nuestra Quebrada. Podemos apreciar que tres de las  cuatro peliculas que integran la programaciön, son de tono indigenista, sin dejar la faz romantica de lado ni al melodrama de "Agosto".
               Seguramente en cada pueblito y en cada ciudad de nuestro pais, miles de personas comparten con nosotros el placer que una pelicula nos da.

                                   Teresa Aranda. -grupo de los miercoles a la noche
    

Recomendadas y No Recomendadas . Fin de Semana 23 y 24 de Agosto


Juntos Pero No Tanto.Comentarios


Juntos Pero No Tanto. Cine debate. Programacion 19, 20 y 21 de Agosto

El martes 19 a las 20hs
El miercoles 20 a las 16hs
El miercoles 20 a las 19hs y 
El jueves 21 a las 20 hs


Analizaremos:


                            Juntos Pero No Tanto




                                                     EE.UU 2014


Titulo original: And Si It Goes
Director: Rob Reiner
Con Diane Keaton, Michael Douglas..                                                  

Violette Leduc. Comentarios a Publicar


Violette Leduc. Comentarios a publicar


Rescates. La Letra Bastarda. Por Aurora Venturini. Las 12. Pagina 12. Publicado el 4/12/2009

VIERNES, 4 DE DICIEMBRE DE 2009
RESCATES

La letra bastarda

Violette Leduc (1904-1972), admirada por Simone de Beauvoir, Sartre, Camus y todo el equipo existencialista y moderno de la París de los sesenta, nunca dejó su sino trágico, ni en los gestos ni en la escritura. La asfixia, La mujer del Zorrito, La bastarda y Taxi son algunas de sus novelas que no por caídas en el olvido dejaron de ser imprescindibles.

 Por Aurora Venturini
Sus herramientas son las novelas en las cuales campea el fantasma de una madre a quien trató de seducir, o al menos de agradar, en vano. A lo largo de unos relatos que le acaparan todo, intenta cavar hendedura en el muro de piedra con que el mundo la cercó a la perfección, para evitarla.
Toda la obra de esta mujer nacida en un pueblito francés en 1904, y que se sofocó con la trágica humareda de dos grandes guerras, va inmersa en la amargura de despedida. La relación de Violette con el universo circundante es neblinosa, siempre tan tétrica. Su escritura parece ser la de una vacuidad, de esas que van llenas de fingidas alegrías, amaneramiento contagioso. Les teme a los amores, desconfía de las amistades, se teme: “Mi madre no me ha dado nunca la mano ... Me ayudaba a subir, a bajar las aceras pellizcando mi vestido a la altura del hombro, allí donde las costuras de la manga es fácil de asir”, dice su personaje en La asfixia, historia de su infancia dolorosa. No obstante, Violette Leduc aparentaba un ser ligero cual paloma, oscura paloma, eso sí. Resulta que luego de sufrir dos espantosas guerras, era necesario aceptar cualquier margen viable a la posible sobrevida. “La tumba no será, pues, bastante profunda para tragarse a esta muchacha ... Suspira con tanta convicción que descansa sobre la almohada de todos los que duermen en una ciudad muerta. ¿En qué mundo recuerda que descansar dejándose flotar es más agradable que dormir?”, así describe a su personaje en La Mujer del Zorrito, que una vez más, advertiremos, no es otra que ella misma cargando con la pobreza de la posguerra. La mujer va a todos lados acompañada de un miserable cuello de piel que usa todos los días y que posee como el mayor lujo desde el día en que lo levantó de un basural. El zorrito que se muerde la cola mediante un broche y que la mira con sus ojitos de vidrio la obnubila. Ella lo ama y le conversa sumergidos ambos como objetos sombríos en un abandono. Ha llegado a jurarle fidelidad eterna. La Mujer del Zorrito es una autobiografía en cien páginas escritas con suficiente maestría como para contener un mar de penas y no desbordarse nunca. La fatalidad de haber nacido sin ser esperada no se va nunca. Violette pide limosna con su zorrito al cuello: “...He pedido limosna y qué te importa. Un estómago no es una regla de gramática, aceptemos lo que venga de donde venga”. El ruinoso animalito la acusa de haber intentado venderlo, y es verdad, sólo que nadie se lo quiso comprar sino que “se retorcieron de risa”. La dueña infiel y hambrienta tramó ganar una montañita de oro con esa venta. Ahora le pide perdón al zorrito y lo declara tesoro invalorable. El chal de piel al que ella llama “mi angelito” la domina, ya no piensa en venderlo y sabe bien que no se lo comprarán, los ensueños no tienen precio. Su angelito duerme, el hocico estirado, en paz con sus largas carreras por la naturaleza. Dormirá siempre. Ella lo llevará siempre en torno a su cuello. Se lo pone, lo acaricia y él la reconoce. “Duermen un sueño profundo. No oyen el estruendo del Metropolitano ni las puertas que se cierran”.
Veo todavía a Violette Leduc en la Estación de Strasburg y en Saint-Denis; en el departamento frente al Luxemburgo; andando por las ramblas arboladas,barriales de Viarnes y de Belloy; eran los senderos góticos de ojivas que formaban, al tope, las copas de la arboleda el material de su literatura. Violette figuraba una altísima criatura portando una cartera azul de paja y vestida por Chanel. Todavía sufría de malquerencias antiguas y vejaciones. Ya en plena madurez podía parecerse a una tía delgadísima que ironizaba sobre ella misma con mucha gracia: “vista de atrás, soy liceo, vista de adelante soy museo”. Vista desde lejos parecía joven porque nunca engrosó. Violette admiraba a la pareja formada por Simone de Beauvoir y Jean-Paul Sartre. Su modo obsesivo de vivenciar el entorno la llevó a suponer que Jean Paul la perseguía, bella locura que no fue... Fue una parisienne, una hija de París irreductible. De otra ciudad no hubiera podido brotar el prodigioso genio de los ingenios de la autora de La bastarda, vayan a leerlo, es otra vez ella misma, uno de los libros más tremendos que existen todavía.

Articulo sobre Violette Leduc: El Eslabon perdido. Por Liliana Viola. Suplemento Soy. Pagina 12 1/8/2014

                                                                                     Violette Leduc


El eslabón perdido

¿Por qué una escritora tan fascinante y revolucionaria como Violette Leduc (1907-1972) se ha vuelto una completa desconocida? Pionera en escribir sobre el aborto, la bisexualidad y otros tabúes en primera persona, sus novelas se adelantaron a lo que hoy es leído como literatura queer y se siguen resistiendo a toda clasificación. La semana próxima se estrena Violette, que reconstruye su relación apasionada con Simone de Beauvoir. Aunque el film no transmite la locura, el encanto de su voz ni su inclasificable sexualidad, impone volver a pensar en ella.

 Por Liliana Viola

Hasta hace unas pocas décadas, la consigna “tenés que leer a Violette Leduc” funcionó como telegrama de aviso entre lesbianas y futuras lesbianas. Hoy, sus títulos –que no se han vuelto a editar desde los años ’60– esperan en librerías de usados o en la vidriera de MercadoLibre convertirse en unos pesitos extra para alguien que no la leyó. Los vendedores profesionales o “con buena reputación” en el sitio advierten al comprador que en La bastarda (1964) hay un capítulo que no está bien, “mire que hay unas páginas muy subrayadas, pero igual se lee”. Es siempre el Capítulo 3. Lo hemos comprobado luego de una compra compulsiva promovida por dicha advertencia: en ese capítulo, Leduc narra por tercera o cuarta vez en toda su obra el encuentro físico de las dos jovencitas en el internado. Se lo habían amputado de su novela Ravages (1955) no los malditos censores de siempre sino sus progresistas editores de Gallimard por “escandaloso e innecesariamente lésbico”. A partir de entonces la historia regresa con más detalles cada vez que puede. Esas 140 páginas prohibidas aparecieron también como Teresa e Isabel quedando en la historia como la novela explícita y sáfica de Leduc cuando en realidad había nacido como un episodio. También circuló un manuscrito pirata que a modo de premio consuelo le pagó su amigo perfumista Jacques Guérin para que cirulara entre coleccionistas de lo degenerado. Era un auto robo, una estafa a sí misma, algo así como hacerle perder a la editorial y al amigo el dinero equivalente a la cordura que iba perdiendo ella. La escritura para Leduc siempre es revancha. Si ya era una mujer notoriamente extraña, que abusaba de ese pase libre para el escandalete que antes se le otorgaba a la hija única sobre todo si además tenían madre soltera, la censura de sus primeros amores la hundió en una paranoia que se le hizo estilo: cree que la espía Sartre desde la terraza de su departamento, que Simone se puede morir si se va de viaje, consulta a una vecina astróloga diariamente para cada decisión doméstica y espera señales claves de objetos que ve en la calle para saber si hoy va a morir, si llegará su amante o lo que sea. No llegaron a ponerla en caja, afortunadamente para los lectores, ni las internaciones y ayudas psiquiátricas a las que la sometió Simone de Beauvoir, ni el éxito que –también con ayuda y látigo de Simone– llegó más tarde. Con el título La locura ante todo, el último tomo de su serie autobiográfica, Leduc sintetiza lo que puede leerse como toda una declaración identitaria. La L de loca y no de lesbiana debería estar para ella en la sigla que no existía todavía en sus tiempos: un modo de ver y estar en el mundo que arrasa con toda norma (lidad). Leduc se ve a si misma como un monstruo y es esa monstruosidad ejercida en cada párrafo lo que hace de su literatura un arma subversiva.

¡No era lesbiana! Es invisible...

Sin haberse propuesto escribir una sola historia catalogable dentro de la temática, Leduc fue original y pionera al exponer el placer físico y la pasión que una mujer puede sentir con otra. También en pasarle por encima al circuito obligatorio que va desde el amor imposible hasta el porno para caballeros. Su personaje más recurrente es ella misma, y quien siempre regresa a provocarla se llama Isabelle. Son dos niñas de 12 o 14 años, según la versión, que se encuentran en la cama del internado. La cama cruje, hay que contener la respiración, amarrar las sábanas, puede venir la gobernanta. “El amor es una invención agotadora. Isabelle y Violette me repetía yo para habituarme a la mágica simplicidad de los dos nombres.” Las relaciones entre mujeres en versión Leduc tienen un plus respecto del relato lésbico estándar. Violette se vuelve otra (incluso otro) según su partenaire. Las chicas del internado combinan sesiones de violencia, capricho, exploración sin el menor respeto por ninguna jerarquía de zonas eróticas. La piel se vuelve musa, los roles se erosionan y adentro de esa cama avanzan en un candor que llega hasta la obscenidad cuando la autora se propone serle fiel a lo que sucedió. Otra seña particular: no es reivindicativa, ni espera comprensión como Marguerite Radcliffe Hall en El pozo de la soledad (1928), no interpone la distancia socarrona de Colette con su Claudine, ni conoce la maquiavélica erótica de Natalie Barney y sus señoritas de salón. Tampoco tuvo la celebridad de ninguna de ellas, en gran medida porque, como decía su benefactora y dómina Simone de Beauvoir, “Leduc no quiere gustar, no gusta y hasta aterroriza”. Reconcentrada en su experiencia y confesional hasta la autoadjudicación de crímenes –fue la primera en narrar un aborto clandestino en tiempos en que la ley francesa condenaba a prisión a la mujer que fuera descubierta– se ganó el ninguneo de la crítica académica y de la sexualmente interesada: una no le dejó pasar lo autodidacta y desbocada, la encontró demasiado torta para escritora; y la otra, demasiado exploradora para festejarla como “auténticamente de ambiente”. Años después, las feministas retomaron su gesta solitaria con el masivo “Yo aborté” y si bien participó allí con su firma de prócer, no se puede decir que haya conformado un programa orgánico feminista ni de ningún orden político. Hablaba de los nazis como “los malos” cuenta Simone en el prólogo de La bastarda. Era una outsider y su estilo inasible tal vez pueda ser comparable con el esilo delincuente de Jean Genet. Si éste había sido la descarriada criatura elegida por Sartre, Leduc ha sido la versión femenina para la cartera de Simone de Beauvoir. “Si no hubiera abortado nunca habría podido dedicarme a escribir” dice en su relato como quien con un movimiento de hombros se libera de una posible palmada en la espalda. Y como si faltara una broma pesada a cualquier intento de justificación moral, agrega: “Escribir nunca fue mi vocación ni tampoco mi oficio”.

Reality YO

En la Argentina fue contraseña de culto o de cultores de lo raro, aunque no circularon sus textos más escandalosos como, por ejemplo, Taxi, que es el viaje de cuatro horas de dos hermanos incestuosos, o la censurada Ravage, sus novelas estaban presentes en las bibliotecas argentinas de los ’70, apretando el lomo contra los de otros divos degenerados como Jean Genet (quien le dedicó Las criadas y la admiró hasta la envidia), Jacques Cocteau (su amigo que se burlaba de ella a sus espaldas: “Si yo tuviera esa nariz me suicidaría” dijo una vez sin saber que la dueña de la nariz estaba sentada en una mesa contigua), Albert Camus (quien le publicó su primera novela La asfixia, de 1946, en Gallimard).

Esa zaparrastrosa que había nacido en 1907 en Arras, al norte de Francia, hija de una sirvienta a la y de un niño bien que nunca la reconoció, a la que la agarró la Primera Guerra Mundial cuando tenía que terminar sus estudios, y la sorprendió la Ocupación cuando ya tenía agallas para meterse en el mercado negro a vender manteca a los hambrientos, llegó finalmente a París. Instalada en una pieza módica que la cortesía burguesa de Simone describió como “sitio ideal para escribir y sólo escribir”, penetró en el círculo de los intelectuales de moda empujando con lo que no tenía: ni una cara pasable que le sirviera como credencial VIP en alguna reunión, ni buenos modales. Se las rebuscó para ir seduciendo y hastiando a uno por uno, y mientras –gracias a tanto espaldarazo existencialista, fue incluida en sus catálogos– los escrachó a todos en ficciones autobiográficas como una adelantada vengadora de reality. Se podría hacer una gramática de la pose del “intelectual francés de los ’60”, o de la feminista en ciernes, o de los aspirantes a lo que sea, siguiendo la lengua afilada de Leduc, que va traduciendo lo que le dicen los zapatos gastados, los tapados de noche, los puños doblados, el modo de sentarse en la punta de una silla o en el fondo, o de levantar el mentón.

No se nace heterosexual, se deshace

Más que invertida, el personaje construido por Leduc es descentrada. ¿Tiene hambre? Roba para comer. Y no come. ¿Está desolada? Aprieta fuerte su bolso. Tiene un deseo poderoso que le durará hasta el último día y lo va fijando en objetos móviles: Maurice Sachs (homosexual), Isabelle (la adolescente con la que descubre su sexualidad y luego pierde la tensión al reencontrarla fuera del internado), Hermine (su profesora lesbiana, con quien se encierra en una pareja peligrosamente tradicional), Gabriel (gay con quien llega a casarse, hacerse un aborto y divorciarse), Simone de Beauvoir (su obsesión no correspondida), René de Bagnolet (el chongo que la muele a palos, albañil y heterosexual que la apasiona en su vejez), y muchxs personajes más que a veces duran en sus relatos menos de un día.

El erotismo de Leduc es capaz de armar una hoguera con lo que para otros es decorado o gesto mecánico: la mano de la estudiante que hurga en el bolso de la profesora mientras ésta no lo sabe ni sabe lo que le espera, el roce del camisón, “a veces el camisón me rozaba cuando nos abrazábamos y nos mecíamos, si dejamos de acariciarnos,recobramos la memoria y el dormitorio”); los tabiques entre las piezas de los hoteles alojamiento, esa “comunidad de alvéolos, contagio de la riña, del celo y del drama, empecemos de nuevo a hacer el amor con nuestros vecinos, los amantes”. Así como la Blanche Dubois de Un tranvía llamado Deseo siempre dependió “de la amabilidad de los extraños”, el placer de Leduc siempre dependerá de la respuesta de los objetos. Y si suena como insatisfacción asegurada, deberá leerse también como su genialidad, porque a esta escritora los objetos le responden más que a Proust: las frutas la señalan, los libros la miran llorar, un habano o una gorra la liberan de su feminidad cuando quiere volverse chongo para seducir a su amante gay, y unos zapatos tres números más chicos la ponen en caja cuando pretende hacerse más femenina para agradar a su novia.

En el fragmento que sigue la encontramos en La bastarda robando lencería para lucir bombachas y corpiños frente a Hermine, la profesora y torta casadera que quiere domesticarla: “Puse, como si siempre lo hubiera hecho, la negra, la azul, la anaranjada y la salmón en mi portafolios. La magnificencia de mi pequeño robo provenía de la rapidez con que el objeto se convertía en un objeto vendido sin pagar. Juntaba bombachas. Robaba para quitar a las mujeres lo que las feminiza”. Las bombachas robadas la vengan de las imposiciones de su novia que la quiere ver linda y femenina, y de la admonición de su madre: “Tenés que hacerte mujer de una vez para no quedarte sola”. Los objetos son los otros, podría haber dicho Leduc parafraseando a Sartre, uno de sus tantos contemporáneos que le brindaron las dos cosas que más se le dieron en la vida: ayuda y mortificación.

Rescatate, Violette

“No había leído nada de Violette Leduc”, reiteró en varias entrevistas Martin Provost, 40 años, francés, en su visita a Buenos Aires cuando vino a presentar su película Violette, que se estrena la semana próxima. Provost ya empieza a figurar como el “director de las mujeres olvidadas” desde que comenzó su trilogía en 2008 con Séraphine Louis, una pintora que trabajó toda su vida como sirvienta hasta que fue descubierta por un coleccionista. Un colaborador le señaló que su segunda rescatada debía ser Leduc y aquí es cuando Provost, que jamás había oído de ella, se encuentra con que la autora está descatalogada en Francia y el resto del mundo. Claramente seducido por este objeto vintage, reconstruye al pie de la letra episodios de su vida, tal vez confiando demasiado en lo que ella escribe. Comienza su historia en los años de la Segunda Guerra con esta joven acosando a Maurice Sachs, que se la saca de encima enseñándole a contrabandear comida y mandándole a escribir sus obsesiones. El resto es un buceo en la relación equívoca de Violette con una Simone de Beauvoir particularmente frágil y sugerente. Una vez más, su destino de segundona: el director apuesta a la fama y al morbo que puede generar la segunda para interesarnos en la vida de la primera, que queda encapsulada en una serie de capítulos organizados según el personaje famoso con el que se cruza. Una aproximación más familiar al registro Wikipedia de las biografías que al torbellino delirante de Violette.

Bastarda con gloria

Leduc es demasiado narigona, demasiado pobre, demasiado fea y demasiado alta. Eso es un buen comienzo. Tiene todo para ejercer esa monstruosidad que la agiganta y que la hace disfrutar de estar siempre fuera de lugar. Nunca agradar, nunca encajar del todo. Tampco quedarse en el lamento. Leduc cuenta en sus novelas cómo dedica horas frente al espejo para exagerar sus rastros y volverlos más agresivos. Su figura desgarbada llega a llamar la atención de los mejores modistos. La fea llega a modelar para Paco Rabanne entre otros que la eligen justamente por su ejemplar imperfección, rara forma de la elegancia.

Pero por sobre cualquier desperfecto del que ella hará virtud, hay uno que es el padre de todas sus desgracias y narrativas. Violette carga desde su infancia con una injuria: ¡Bastarda! Ha escuchado ese grito de sus compañeros y de sus vecinos de Arrás. Su nacimiento no la ha designado tanto a ella como a su madre; llegó al mundo para poner en dos patas y un vestidito exageradamente almidonado la humillación de su mamá. Y en cada acto de cuidado o de descuido de ella, Violette va a leer el estigma en el que se convirió al nacer. El insulto que hoy se ha convertido en arcaísmo tiene una relación de equivalencia con esa injuria considerada fundante de de la cuestión homosexual. Bastardo (¿acaso no es un modo elegante de decir “hijo de puta”?) ejerce la misma erosión que el grito de “puto” del que habla Didier Eribon como constitutivo de la homosexualidad. O el grito de “queer” que los activistas convirtieron en boomerang en los años ’90. En tiempos de ADN, de patria potestad compartida, padres biologicos y reclamos legales, el concepto de bastardía se ha diluido pero el efecto que provocó en la escritura de Violette, sigue con toda su potencia, interpelando a la diferencia.

Aun en tiempos de gloria, Leduc fue vista como unfenómeno de circo. En los seis o siete años que tuvo de exposicion mediática antes de morir, las revistas, las caricaturas y la televisión francesa le sacaron todo el jugo que podía dar una vieja excéntrica, paranoica, rodeada de juguetes, y además obsesionada con esa mujer a la que en sus novelas nombra como “Ella” o “La Señora”. Hoy se la puede ver en entrevistas tomadas pocos meses antes de su muerte declarando para el gusto chismoso de otra epoca: “Cada vez que yo estuve gravemente enferma, cada vez que golpeé a su puerta, cada vez que le rogué que me atendiera, jamás me abrió. Aun así, no pude haber escrito nada sin su ayuda. Nos veíamos cada quince días y ella me animaba a escribir. No habría escrito nada si ella no me lo hubiera pedido. Me decía que mis cuadernos eran muy largos,. También me alentaba a que contara más. Si pienso en las personas que son mi familia, mis amigos, siempre pienso en Simone de Beauvoir”, dice sin pestañear en una de sus últimas entrevistas, que puede visitarse en YouTube.

Leduc se murió el 2 de julio de 1972 y asistieron tres vecinas a su entierro. No se encontraban papeles sobre testamento, ni tampoco requerimientos funerarios. Fue enterrada en el jardín de su casa de campo en la Costa Azul, cuyos vecinos y animales aparecen retratados en su libro póstumo: La cacería del amor. La enterraron entre sus flores. “En cada poro una flor”, dice Violette cuando no encuentra palabras para describir las manos de Isabelle.

¿Qué interés puede tener exhumar hoy a Violette Leduc? Podría ser ella el eslabón perdido entre las narrativas más clásicas del erotismo sobre “amores que se califican de anormales” y una narrativa queer